domingo, 12 de diciembre de 2010

Disquisiciones: Postmodernidad y Cánon Literario


Introducción: Las crisis se han presentado, periódicamente, a través de la Historia de la Humanidad[1]. En la actualidad, percibimos síntomas que nos hacen definir la situación como de crisis. Uno de los síntomas más relevante es: “La Dispersión o Pérdida de Sentido”. Dicho de otro modo, constatamos que los hechos[2] han sobrepasado su sentido. Hemos perdido los códigos que nos permitían la traducción o asimilación de los acontecimientos o hechos. Estas constataciones nos remiten –incuestionablemente- sobre la perdida de ideas reguladoras para aprehender la realidad (Kant); y, explica por otro lado, frases como la muerte de Dios, “el afloramiento de saberes alternativos[3], la ausencia de reflexión crítica… «Cruzamos en estos momentos El Reino subterráneo del pensamiento débil o de la debilidad del pensamiento[4]»

Si observamos cuidadosamente el factum la globalización, encontraremos[5] que la imagen que se nos ofrece, no corresponde al de la comentada Aldea Global. Más bien, nos encontramos ante una dispersión, una diáspora; ante una “Pluralidad de Tribus”, cada una con su propio discurso asegurando el resguardo de sentido local. La situación en medida importante se asemeja a la confusión de lenguas, a que hace referencia La Torre de Babel. No obstante la confusión, la supervivencia subsiste; tal vez porque el desacuerdo radical o guerra[6], no se ha concretado… ¡Oh, paradoja!, la guerra requiere de acuerdos, lo que en la mayoría de los casos, dicha falta ha hecho “inviable” la guerra total hasta este momento.


Desarrollo: Al abordar el tema de la Postmodernidad, hemos adoptado el punto de vista histórico (no es único camino); porque nos ha parecido más directo y comprensible. Definimos Historia como: Un metarelato que se nutre de muchos caudales, enlazando acontecimientos. Este punto de vista nos lleva a decir que: «La Modernidad irrumpe en la Historia, definitivamente con la Revolución Francesa. Que la Toma de la Bastilla rompe el dique de contención para las bases de un cambio radical. La clase motora constituida y desarrollada en los burgos medievales, con discurso propio y recursos consolidados –la burguesía- impulsa el cambio asistida por el pueblo llano. Sus albores ya los podemos distinguir en el S-12, con el desarrollo de los gremios en la península itálica. El cambio es amplio y se realiza en los distintos niveles que conforman la sociedad: Ideológico, Jurídico y  Económico. Si embargo, contrario a las conclusiones que pueda sacar el pensamiento a-crítico, como proyecto no abarcó a toda la humanidad. Aún, en la actualidad no obstante la globalización, muchos territorios no han obtenido los favores de la modernidad; es más podemos señalar casos que no son pocos que, aún no abandonan el servilismo y la esclavitud. Esta situación explica gran parte de las incógnitas y dificultades para entender la crisis actual; y, tal vez nos permita “visualizar” la ciudad futura.
Un ejemplo paradigmático, nos ayudará a comprender mejor la idea que estamos esbozando: «En el año 1917, en la Rusia Zarista, la Revolución Socialista de Octubre tuvo la osadía y pretensión de superar el sistema imperante en las sociedades de su tiempo. Un gesto extraordinario y temerario de la clase insipiente (a lo menos en la Rusia Zarista) conocida como los proletarios, los desposeídos y explotados. Se perfiló políticamente, a lo menos hasta el año 1924[7] en el campo económico, base dura de la sociedad; pasando “la propiedad de los medios de producción” al estado socialista… Mostró al mundo un modelo de sociedad más justa que, motivó las esperanzas de amplios sectores de la humanidad; sin embargo, luego del año 1924, el proceso comenzó a desandar lo avanzado hasta ese momento. En el año 1989, con La Caída de los Muros, la experiencia que se ha conocido como Socialismo Real, llegó formalmente a su término. No obstante ello, debilitado el proyecto del iluminismo, perdida la esperanza que encarnó el socialismo; la humanidad entró en un estado signado por “el desencanto”. Rasgo este último que, define a lo que conocemos como “postmodernidad”. Finalmente, podemos sintetizar la experiencia relatada, del siguiente modo: «Se avanzó un paso y se retrocedieron dos[8]»     
El ejemplo ofrecido nos aporta numerosos elementos para comprender nuestra situación actual. La Revolución Rusa a nuestro juicio enfrentó dificultades insalvables a la larga, al moverse en un espacio socio-político heterogéneo, un híbrido en buenas cuentas. Lo que no le permitió contar con el respaldo sólido y afiatado de una clase motora que llevara a buen fin el cambio. Hemos afirmado que la modernidad el proyecto iluminista fracasó en sus objetivos básicos y primordiales, al extraviar su ruta; la que ha devenido Capitalismo de Mercado.

Por otro lado: «El Iluminismo irrumpió con discurso y acciones onmiabarcantes, ahogando otros desarrollos paralelos; los cuales, suprimida la causa la modernidad debilitada y extraviada–, asomaron cabeza dando cabida a numerosas “islas de sentido” conviviendo entre sí; junto a los núcleos aún en existencia de modernidad». Algunos pensadores piensan la actualidad como un estado de perdida del sentido. Discrepamos de esa tesis, sosteniendo que el factum muestra la dispersión en la ya señaladas “islas de sentido”. Lo que apunta, más bien a una confusión en la cual se trastocan los conceptos de “fragmentación de sentido” por “pérdida de sentido”.
Es toda una tentación sumarse a la crítica levantada por la postmodernidad y el desenfado discursivo de su planteamiento; sin embargo, la ausencia propositiva, su carencia de norte que nos encamine a una nueva figura del mundo; nos hace tomar a la postmodernidad con sumo cuidado.
Apuntando nuestra atención sobre la naturaleza humana, la visualizamos como obstáculo para cualquier cambio hacia mejor. Por lo tanto: «Es imperativo un cambio cualitativo del hombre que permita la cooperación entre humanos, por sobre la competencia destructiva que impide la co-existencia pacífica y planetaria…»

En el campo del Arte, se sostiene que estamos inmersos, intramuros, en la postmodernidad. La postmodernidad a nuestro juicio no es una nueva figura del mundo, más bien obedece a “un momento de transición” que se vive como hábito o forma de: “estar-siendo-en-el-mundo”[9]. Un hábito, por cierto, impropio y nefasto para el despliegue del Ser.
Particularmente, en el caso de la literatura, vemos el producto editorial marcado como “muestrario heterogéneo” (aceptado por la autoridad enjuiciadora de ciertos lugares[10]), orientado al mercado con el concurso de la crítica literaria y la confección sistemática de “tablas”. Lo dicho entraña lógicamente una contradicción, toda vez que el factum o lo que hay, no permite hablar de Canon en sentido propio. Por lo tanto, lo que se entiende por canon esas tablas, sólo entrañan una referencia que no alcanza el estatus del término; operando estas categoriales selecciones según las pautas de mercado: “Oferta y Demanda”.




[1] No entraremos en análisis epistemológicos sobre la historia.
[2] Sobre la determinación de “hecho”, tampoco, entraremos en discusión, dado los alcances de este texto.
[3] Saberes esotéricos, magia… Conocimientos sin cuidados sobre fundamentos y causas…
[4] Los inquilinos de este reino son replica de aquellos seres subyugados por el totalitarismo eclesiástico del Período Oscurantista. Basta prestar atención al nivel de comunicación en las calles, lugares públicos y medios de comunicación en general. .
[5] Favorece nuestra observación el lugar desde donde la realizamos, Latinoamérica. En muchos aspectos, la modernidad, aún no ha llegado a estos lares.
[6] En la segunda mitad del S-20, temimos la Guerra Nuclear…
[7] Coincide con la muerte de V.I.Lenin y la purga de la vanguardia roja bolchevique.
[8]Paráfrasis del ideario de Lenin
[9] Heidegger
[10] Las Islas de Sentido cobran relevancia en este punto.